Una reflexión de vida
Me quiero referir en estas líneas a la capacidad de asombro para lo agradable, para lo positivo, que incluso en el vida cotidiana se ha dejado de valorar o apreciar. ¡Nos hemos dejado de asombrar!
En esta era de la tecnología que nos acerca tanta información, el asombro esta dejando de expresarse, incluso puede llegar a considerarse "mal visto" si te asombras, porque eso significa que no sabes de ese tema o que no tiene conocimiento de esos hechos.
Si perdemos nuestra capacidad de asombro, estamos perdiendo la belleza de la vida, esa del día a día, la expresión de una caricia, de una sonrisa, o el brillo de una hoja iluminada por el rayo del sol.
Vemos y vivimos la vida tan rápido que hemos dejado de apreciar lo que pasa a nuestro paso, en el reflejo de luz por el día o en la sombra de la noche. Ya no vemos la mirada del otro, ...ni la propia. Ya no nos asombramos de nuestro hacer día a día.
Si nos asombráramos de los detalles que nos brinda la naturaleza (aún en una ciudad), miraríamos con otros ojos el día, nuestras actividades, nuestra vida.
Te invito a asombrarte... a sorprendente en el asombro, ante:
- el roce del viento en tu rostro,
- el calor que toma tu piel cuando el sol la toca,
- el brillo de una gota,
- el vuelo de una hoja que cae,
- el canto de una ave,
- el sonido del agua saliendo de la llave,
- la sonrisa de un niño/a,
- el vaivén del movimiento del camión o auto en el que vas,
- los sabores de tu comida,
- ...
Asombrarte de estar ahí.
Incluso, asombrate de:
- la tecnología,
- la comunicación digital,
- la maravilla de una foto instantánea en tu celular,
- la función de un desarmador,
- la luz que te brinda un foco,
- el café instantáneo de tu cafetera,
- la movilidad de un auto,
- la impresión de una hoja,
- ... todo fue pensado y creado por otro ser como tú.
Recuperar la capacidad de asombro te permite sonreír y admirar cada momento, algo que hemos dejado de hacer y que la cotidianidad de la vida no nos permite valorar.