jueves, 23 de diciembre de 2010

En nombre de Marisela Escobedo

Por: Jorge Téllez López

El jueves 16 de diciembre le quitan la vida a Marisela Escobedo, activista de Chihuahua, quien demandaba incansablemente justicia por la muerte de su hija Rubí Marisol. La historia de Marisela es la misma de muchos ciudadanos valientes, que cansados de la falta de un estado de derecho, buscan esclarecer los tenebrosos espacios de corrupción establecidos en las instituciones y personas encargadas de impartir la justicia en México. La muerte de Marisela ha generado conmoción en la sociedad civil, organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, e indignación particularmente en la sociedad del estado de Chihuahua. A pesar de que este estado registra uno de los más altos índices de asesinatos hacia las mujeres, una muerte como la de Marisela ha inspirado una mayor insatisfacción sobre la participación del gobierno en la búsqueda de la seguridad y la impartición de la justicia.

Las muchas hipótesis sobre el posible asesinato de Marisela, se perciben como cortinas de humo sobre su propio esclarecimiento. Lo que si es innegable, son los distintos grados de interés que presentan la clase política y sus distintas estructuras de poder, ante la muerte de ciudadanos y gobernantes. No olvidemos el interés nacional que mostró la clase política ante el asesinato del entonces candidato a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantu y de los distintos alcaldes que han venido sucumbiendo ante el crimen organizado. Es marcada la diferencia por la clase política nacional ante el asesinato de la activista Marisela Escobedo, ya que ha generado opiniones tibias y guardado prácticamente silencio, mostrando con ello no solo desinterés, si no una acusada oposición ante los valerosos reclamos de la sociedad civil organizada.

La impunidad en nuestro país ha gestado la inseguridad en el que hoy vivimos, la corrupción ha establecido espacios de oportunidad para que se establezcan liderazgos de poder, que han generado mayor desigualdad y pobreza. Estas condiciones gestadas por gobiernos incapaces y desorganizados para la generación de políticas públicas, que den soluciones y seguridad a la sociedad mexicana, y altamente organizada para conducir sus intereses particulares sobre los colectivos, es la base de la descomposición social que vive nuestro país. Hoy en México si comunicas peligras, si pides transparencia desapareces, si pides justicia mueres, eso le paso a Marisela.

Nuestro hermoso país sigue obteniendo los mayores índices de muertes a periodistas, de corrupción, de inseguridad, de ingobernabilidad. La oferta política se ha agotado; el camino sigue siendo el mismo que se ha planteado por largo tiempo, una sociedad educada y organizada que asuma el poder desde su propio espacio, su hogares, sus trabajos, con sus actitudes, con la defensa de sus derechos, con la buena selección de sus gobernantes, con la exigencia de mejores leyes, pero sobre todo con el valor de cambiar las cosas cuando se es necesario ¡como ahora!.

Pongamos atención al resurgimiento de falsos redentores, que ante la demostración de sus malas actuaciones ante la sociedad, hoy buscan mostrar caminos diferentes. Carlos Salinas de Gortari hoy nos quiere demostrar que ni el mercado ni el gobierno son el camino, sino la sociedad organizada; por otro lado el recién liberado Fernández de Ceballos nos habla sobre la importancia de la equidad y combate a la pobreza. Ambos en su tiempo y en sociedad, impusieron un estado de mercado, aumentando la desigualdad y la pobreza. La primer acción de estos socios fue la de enterrar los resultados de la elección presidencial de esa época, en ese mismo periodo establecieron bases para que el estado favoreciera capitales particulares, mientras la sociedad civil se sumía en condiciones de miseria. Hoy, ellos mismos con una actitud mesiánica y redentora nos indican que caminemos en dirección contraria, demostrando con ello una profunda falsedad en sus convicciones y una profunda incongruencia en su camino andado.

No necesitamos mas liderazgos de este tipo, requerimos de un cambio profundo desde lo individual hasta lo colectivo, urge un espacio colectivo de reflexión sobre el estado que guarda nuestro país, no requerimos de insurgencias armadas, sino de decisiones pensadas y actuadas en el espacio de la seguridad y de la vida.

¡Requerimos de más como Marisela Escobedo, “pero vivas”!.

Puerto Vallarta, Jalisco. Martes 21 de diciembre de 2010.