viernes, 7 de octubre de 2016

Desde la rendición de cuentas, pendientes en Puerto Vallarta

Cuentas claras…
Columna en Periódico Tribuna de la Bahía
Puerto Vallarta, Jalisco.
Viernes 07 octubre, 2016.


En la actualidad frecuentemente escuchamos la idea o concepto de rendición de cuentas, es parte de la expresión cotidiana de los gobiernos y políticos. Pareciera ya una aceptación tácita de la democracia. Hasta existen mecanismos, instituciones y dependencias del propio gobierno que encargan de vigilar y de exigir la rendición de cuentas. Sin embargo, en la realidad se observa que incluso la comprensión de rendir cuentas, no queda clara.

La rendición de cuentas conlleva una obligación de informar sobre las acciones y decisiones tanto de los políticos como de los funcionarios, que le secunda la exposición de motivos y argumentos por las que fueron tomadas y quienes las tomaron, es decir, se justifica la información dada. Esto implica también elementos de evaluación y monitoreo. Pero además, la rendición de cuentas incluye la capacidad de sanción si dichas acciones o decisiones no fueron adecuadas; si ante omisiones o errores hay impunidad, entonces la rendición de cuentas es simulada.

Por lo tanto, la rendición de cuentas no es sólo dar o transparentar la información, es también ofrecer respuestas. Es la obligación a responder preguntas incómodas, y a su vez, la oportunidad o el derecho para plantear preguntas así.

La gran mayoría de las veces, los políticos y los funcionarios acotan la rendición de cuentas a la publicación de montón de información, en formatos no legibles, documentos tediosos y/o extensos, en obvia evidencia de su no voluntad por una real y efectiva rendición de cuentas a los ciudadanos.

Muchas veces la información que reciben los ciudadanos no es precisa, ni da confianza o certidumbre. Algunas veces ni se puede leer. Esto genera más inquietud y más ganas de pedir cuentas, no sólo en información, sino también en la argumentación y las sanciones o castigo.

No olvidemos que estas razones generan la misión de la rendición de cuentas, que es reducir el poder las incertidumbres del poder, limitar arbitrariedades de funcionarios y políticos, prevenir y remediar sus abusos, mantener el ejercicio de gobierno dentro de normas y procedimientos preestablecidos y que incluso haya que mejorar.

La rendición de cuentas no es un derecho de petición, es un derecho a la crítica y al diálogo. El diálogo crítico. Donde los actores involucrados se sientan a dialogar y a construir mejores escenarios, a tomar mejores decisiones, a crear un mejor gobierno y a construir un bienestar social.

Así que… pendientes del gobierno de Puerto Vallarta para los ciudadanos que hemos lanzado preguntas incómodas:
·         El informe de entrega – recepción de una administración a otra. El cual, en su versión ejecutiva fue incluso prometida por el propio Alcalde y a la fecha no se conoce.
·         Información sobre los terrenos del Ayuntamiento que se acordaron para venta, desincorporándolos del patrimonio municipal.
·         El monto de la deuda pública y desde la rendición de cuentas, no sólo la cifra sino con quien se tiene la deuda y para que fue contratada. Incluso posibles abonos que ya se hayan realizado.
·         Las luminarias en el centro y malecón de Puerto Vallarta, o el gasto en la red de riego en la avenido Medina Ascencio.
·         La adquisición de maquinaria y asignación de obras públicas, desde la necesidad, el proceso y la aprobación.
·         La justificación de contratos de asesores, su perfil y su desempeño.
·         La seguridad pública, en lo obvio que no se puede informar al detalle por justamente motivos de seguridad, pero si al menos la política y estrategias a implementar.
·         Informe o reporte sobre las omisiones o violaciones tanto de funcionarios del municipio como de ciudadanos, ante la no aplicación o cumplimiento de reglamentos municipales en materia de imagen, construcción y comercio.
·         Por señalar algunas.

Así que estos si pendientes atienden lo criterios de la rendición de cuentas, otra situación sería para Puerto Vallarta. Es más, las preguntas incómodas tendrían respuesta y muy probablemente también se generaría confianza y credibilidad.


Obviamente que hay que asignar la responsabilidad a la autoridad, al gobierno;  como dicen por ahí, alguien tiene que poner orden, pero esto no está peleado con el acto de rendir cuentas, y cuentas claras… 

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